martes, 5 de agosto de 2014

En busca del hijo de María


(Epílogo a Los presentes de la muerte, Paroxismo 2013)
 

1

Un fantasma me persigue:

el neonato que dicen las malas lenguas

que dejaste (o perdiste) en la capital;

donde hoy el rostro calcinado de un mendigo

me ha puesto los pelos de punta,

como cuando nos encontramos

con nuestro propio destino—

el otro, el que esquivamos,

sin ningún mérito.



2

Por cuál de estas calles laberínticas

te perdiste y lo perdiste?


Sin letra y sin número
-moneda de intercambio
del minotauro urbano-

yo también me hubiese perdido.



3

Ya he olvidado tu rostro.

Y sin embargo, lo veo en todos.

Santo Domingo

4-VIII-’14

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