martes, 21 de octubre de 2014

Octavio Paz y la vanguardia

Hace unos años –en una lectura que atravesó varios años– leí casi toda la poesía y una buena parte de la obra ensayística de Octavio Paz, cuyo centenario se conmemora este año.  En estos días –según me preparo para los exámenes que conlleva doctorarse en letras– he vuelto a leer algunos de esos textos.  Y me ha parecido que mientras el mismo Paz y la crítica han hecho conexiones entre sus textos creativos y ensayísticos, como, por ejemplo, entre el poema Carta de creencia (1987) y el ensayo La llama doble (1993), aún no se ha hecho dicha conexión entre dos textos que me parecen central en el corpus paziano, ya que articulan el centro del pensamiento artístico y político que atraviesa toda la obra del autor.  Me refiero al poema Piedra de sol (1957) y al ensayo Los hijos del limo (1974), este último basado en las conferencias Norton que el poeta dictó en Harvard entre 1972 y 1973.  Ambas obras constituyen una reflexión sobre la Modernidad.  Como he dicho, en ellas se articulan los puntos centrales del pensamiento paziano: sus nociones del tiempo, el amor, la historia, el hombre qua hombre, el futuro, y la política.  Uno de los grandes méritos de Piedra de sol es precisamente unir estos temas bajo un mismo aliento poético que no decepcionaría a Horacio.  Además, como poema (acción en su acepción etimológica) Piedra de sol crea una realidad otra, diferente al devenir histórico.  El instante amoroso se convierte en júbilo eterno.  Como el Dios de Boecio, este instante existe más allá del tiempo, de la historia, de la muerte.  Pero en la Modernidad no es el amor erótico, sino la poesía, que reemplaza a Dios.  Este es el tema confeso de Los hijos del limo.  No sólo por esto debemos otorgarle a Piedra de sol el lugar que le corresponde en la vanguardia latinoamericana.  Los intentos experimentalistas de Paz (v.g., Topoemas 1971, y Renga 1972) no fueron muy exitosos desde el punto de vista artístico-poético.  Quizá porque él no lo concibió como tal, Piedra de sol es el poema más experimental del mexicano.  585 endecasílabos tejen una trama épica donde el hombre confronta su condición moderna: la amenaza constante de una muerte sin resurrección dada la muerte de Dios.  Debemos poner este poema en la misma altura que Altazor, Trilce, y Residencia en la tierra, obras maestras de la vanguardia latinoamericana donde el hombre confronta su condición moderna.  Además, como Trilce, Piedra de sol teje un puente entre la vanguardia europea y el suelo americano.  Vallejo introduce la realidad americana en su poemario a través del lenguaje y de escenas familiares.  Paz lo hace a través de una imbricación de la historia americana con la historia de Occidente –no podemos decir universal porque el poema no habla de Oriente.  Las tragedias de Moctezuma y de Madero son factores claves de la Historia.  Son causantes y efectos de la Modernidad.  En las últimas décadas la crítica ha empezado a ver que en América la vanguardia fue más duradera que en Europa.  Piedra de sol contribuye muy bien a esta manera de ver las vanguardias americanas.  Paz escribió mucha poesía después de Piedra de sol.  En toda su obra posterior, creativa y ensayística, encontramos ecos de esta piedra angular de su pensamiento artístico-político.