lunes, 24 de septiembre de 2012

Luis Bravo y la “puesta en voz” de la poesía: teoría y práctica

¿Cómo resolver el enigma de que grandes poetas no sepan leer/recitar su poesía?  Luis Bravo (Uruguay) nos ofrece una solución. Primero hay que devolver la poesía a su origen. Deshacernos de las palabras “leer” y “recitar,”  no sólo como palabras sino como práctica.  Deshacernos, en fin, de la palabra como letra, es decir, la palabra escrita. Separar al hombre de la tipografía. De ahí su teoría de la puesta en voz de la poesía como práctica que refleja cómo se hacía poesía en la antigüedad. La puesta en voz de la poesía como anuncian los términos es paralelo a la puesta en escena de una obra y más preciso a la performance poetry de la escuela experimentalista estadounidense. Sin embargo, la puesta en voz de la poesía no es un espectáculo en el sentido dramático de la palabra. La puesta en voz de la poesía tampoco es una forma de oralidad. La puesta en voz de la poesía es poner el poema en el instrumento para el cual fue creado. Cuando se compone un poema, como cuando se compone una pieza de música, entonces hay que partir y tener siempre presente el instrumento para el cual está destinado. Esta es la medida de un buen poema. Un buen poema es aquel que se puede tocar con la voz, como un buen tango, sin ninguna dificultad. Ahora bien, volviendo a mi pregunta inicial, que algunos grandes poetas no sepan poner en voz su poesía no quiere decir que sus poemas no sean buenos, sino que no partieron ni tuvieron en cuenta el instrumento para el cual el poema estaba destinado. En pocas palabras, no elaboraron una puesta en voz de su poesía. La culpa es y no es suya. La culpa es principalmente del sistema letrado. Este es el gran aporte, a mi parecer, de Luis Bravo a la poesía. Recordarnos que la poesía escrita son notas destinadas a un instrumento: la voz. Retarnos a pensar de nuevo en sonido, en partículas sonoras, como el primer hombre. “En el principio no era la palabra,” afirma, “en el principio era la voz.” Resolver el problema que he pretendido resolver —por cierto— no es la intención de Bravo —quizás su punto de partida— sino la mía, para presentar la suya. La práctica la tienen en los siguientes vídeos: