Hace unos años –en
una lectura que atravesó varios años– leí casi toda la poesía y una buena parte
de la obra ensayística de Octavio Paz, cuyo centenario se conmemora este año. En estos días –según me preparo para los
exámenes que conlleva doctorarse en letras– he vuelto a leer algunos de esos textos. Y me ha parecido que mientras el mismo Paz y
la crítica han hecho conexiones entre sus textos creativos y ensayísticos,
como, por ejemplo, entre el poema Carta
de creencia (1987) y el ensayo La
llama doble (1993), aún no se ha hecho dicha conexión entre dos textos que
me parecen central en el corpus paziano, ya que articulan el centro del pensamiento
artístico y político que atraviesa toda la obra del autor. Me refiero al poema Piedra de sol (1957) y al ensayo Los hijos del limo (1974), este último basado en las conferencias
Norton que el poeta dictó en Harvard entre 1972 y 1973. Ambas obras constituyen una reflexión sobre
la Modernidad. Como he dicho, en ellas
se articulan los puntos centrales del pensamiento paziano: sus nociones del
tiempo, el amor, la historia, el hombre qua hombre, el futuro, y la política. Uno de los grandes méritos de Piedra de sol es precisamente unir estos
temas bajo un mismo aliento poético que no decepcionaría a Horacio. Además, como poema (acción en su acepción etimológica) Piedra de sol crea una realidad otra, diferente al devenir
histórico. El instante amoroso se
convierte en júbilo eterno. Como el Dios
de Boecio, este instante existe más allá del tiempo, de la historia, de la
muerte. Pero en la Modernidad no es el
amor erótico, sino la poesía, que reemplaza a Dios. Este es el tema confeso de Los hijos del limo. No sólo por esto debemos otorgarle a Piedra de sol el lugar que le
corresponde en la vanguardia latinoamericana. Los intentos experimentalistas de Paz (v.g., Topoemas 1971, y Renga 1972) no fueron muy exitosos desde el punto de vista artístico-poético. Quizá porque él no lo concibió como tal, Piedra de sol es el poema más
experimental del mexicano. 585
endecasílabos tejen una trama épica donde el hombre confronta su condición
moderna: la amenaza constante de una muerte sin resurrección dada la muerte de
Dios. Debemos poner este poema en la
misma altura que Altazor, Trilce, y Residencia en la tierra, obras maestras de la vanguardia
latinoamericana donde el hombre confronta su condición moderna. Además, como Trilce, Piedra de sol teje
un puente entre la vanguardia europea y el suelo americano. Vallejo introduce la realidad americana en su
poemario a través del lenguaje y de escenas familiares. Paz lo hace a través de una imbricación de la
historia americana con la historia de Occidente –no podemos decir universal
porque el poema no habla de Oriente. Las
tragedias de Moctezuma y de Madero son factores claves de la Historia. Son causantes y efectos de la Modernidad. En las últimas décadas la crítica ha empezado
a ver que en América la vanguardia fue más duradera que en Europa. Piedra
de sol contribuye muy bien a esta manera de ver las vanguardias
americanas. Paz escribió mucha poesía
después de Piedra de sol. En toda su obra posterior, creativa y ensayística,
encontramos ecos de esta piedra angular de su pensamiento artístico-político.
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