jueves, 23 de septiembre de 2010

Unito de derecha


En lo alto

Cerdo tres veces cerdo. Cerdo grande como tres vacas cerdas. Cerdo tendido en el lodo, inmundo. Cerdo cuyo gruñido resuena en esa panza gorda, como en una caverna. Cerdo con la cabeza baja, futbolero, como Botero. Cerdo miope con las pestañas tiesas. Cerdo que no encuentra trufas, que trota y caga y trota. Cerdo que sonríe con la muerte cerda entre los dientes. Cerdo ingenuo y loco. Cerdo con pezones negros de cerda que se pelean los cerdos. Cerdo domesticado ¿Perro o cerdo ?

Indio no, cerdo.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Campanas


Abstract: Como diría el profesor A. G.: « trop facile ».

Son golpes gordos

Suenan, resuenan las putas campanas. Letanía enésimamente dominical. Golpes gordos que se contagian al aire, en ondas, mil latidos cuadrúpedos con giba, despertando los tímpanos a pisotones y sofocando los cesos con la presión de la sangre. Se suman los golpes — ¡otro más! —, que festejan al primero, lo mojan, lo estiran, lo ensanchan, como curtiendo una panza de vaca, gorda.

Hasta el oro de mis dientes tiembla con las putas campanas. Que esas ni son de oro, pero cómo les gusta hacerse notar el domingo. Porque bailan a choques, cual novias culonas lanzadas con la embriaguez de un barco orureño.

Y buenas nuevas traen las putas campanas, o eso dice mi mujer ya lista para ir a misa. Pero a mí me dejan sordo temblando la borrachera.


sábado, 11 de septiembre de 2010

"La llaga", de Eduardo Mitre




Hoy, 11 de septiembre, nueve años después del evento que ha cambiado el mundo, he elegido un poema de Eduardo Mitre (Oruro, 1943) que remite a ese instante visto tantas veces e increíble todavía. Además, ofrece una mirada muy distinta a la del poema de Eugenio Montejo sobre “lo nuestro”.


Sí, eso, lo visto y lo revisto mil veces

con ojos incrédulos.


Eso, lo del calvario de los inocentes

hacia el cadalso en pleno cielo.


Eso, lo de las torres y vidas

cercenadas como dos senos.


Eso, a la luz gloriosa de una mañana

convertida en infierno.


Sí, eso: lo maléfico,

lo victimario, lo matadero,


lo de ellos y de nosotros,

lo de siempre, lo nuestro.



Eduardo Mitre, El paraguas de Manhattan, 2004.



viernes, 10 de septiembre de 2010

"Lo nuestro", de Eugenio Montejo




Tuyo es el tiempo cuando tu cuerpo pasa
con el temblor del mundo,
el tiempo, no tu cuerpo.
Tu cuerpo estaba aquí, tendido al sol, soñando;
se despertó contigo una mañana
cuando quiso la tierra.

Tuyo es el tacto de las manos, no las manos;
la luz llenándote los ojos, no los ojos;
acaso un árbol, un pájaro que mires,
lo demás es ajeno.
Cuanto la tierra presta aquí se queda,
es de la tierra.

Sólo trajimos el tiempo de estar vivos
entre el relámpago y el viento;
el tiempo en que tu cuerpo gira con el mundo,
el hoy, el grito delante del milagro;
la llama que arde con la vela, no la vela,
la nada de donde todo se suspende
–eso es lo nuestro.


Eugenio Montejo, Adiós al siglo XX, 1992.