viernes, 14 de octubre de 2011

Un gran poema de Tomas Tranströmer

Porque conjuga a la perfección economía verbal y frescura surrealista de las imágenes, quisiera compartir este poema del sueco Tomas Tranströmer, premio Nobel de Literatura 2011, como una muestra asombrosa de la calidad de su obra. 

 


CASAS SUECAS SITUADAS AISLADAMENTE

 
Una confusión de ramas negras
y humeantes rayos de sol.
Aquí está hundida la cabaña
y parece sin vida.

Hasta que murmura la niebla matinal
y un anciano abre
—con mano temblorosa—
la ventana y deja salir un búho.

Y en otro punto cardinal
está la casa nueva humeando
con la mariposa de las sábanas tendidas
que flamean junto al propio nudo
de un bosque moribundo
donde la putrefacción lee
con gafas de savia
el protocolo de la termita.

Verano con lluvia de pelo pajizo
o con una sola nube de tormenta
sobre un perro que ladra.
La semilla golpea bajo la tierra


Voces inquietas, rostros
vuelan en los cables telefónicos
con rápidas alas encogidas
sobre leguas de tierras pantanosas.

La casa en una isla del arroyo
empollando sus piedras fundamentales.
Un humo continuo: son quemados
los papeles secretos del bosque.

La lluvia vira en el cielo.
La luz serpentea en el arroyo.
La casa del acantilado vigila
los bueyes blancos de la cascada.

El otoño, con una banda de estorninos,
mantiene al amanecer en jaque.
La gente se mueve con rigidez
en el teatro de pantallas de lámpara.

Dejadlos sentir sin angustia
las alas camufladas
y la energía de Dios
arrollada en la oscuridad.


(Versión de Roberto Mascaró. Del libro Secretos en el camino, 1958.)

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