(René Magritte, La reproduction interdite)
A pedido de algunos amigos, aquí va una definición posible de lo
fantástico. Por supuesto, no es la única ni la definitiva, pero puede servir de
brújula a quienes deseen adentrarse en el género.
A pesar de la riqueza y la
pluralidad de lo fantástico, los
estudiosos del género coinciden en afirmar que la elaboración de un
cuadro cotidiano realista y verosímil es tan importante como el elemento
inexplicable que, en un momento dado, se desliza o irrumpe en la
narración. De hecho, como afirma Dino Buzzati, cuanto más preciso y sólido es el
cuadro, mayor será el efecto suscitado por el elemento intruso, que así resquebraja todo o parte de la “realidad” narrada.
Otro punto de confluencia es el del efecto creado en el lector, en quien debe
nacer la duda entre una explicación racional o irracional del fenómeno. Por lo
tanto, lo fantástico es una pregunta abierta, no una respuesta contundente. La
duda, en efecto, no puede surgir de un mundo maravilloso, donde todo lo que
pasa –sea sobrenatural o no– pertenece a ese mundo y, en ese contexto, resulta normal.
Éste es el caso del realismo mágico o de lo real maravilloso.
Por otro lado, lo fantástico puede ser terrorífico, pero no siempre. También
puede resultar cómico. En todo caso, el cuento fantástico suele inquietar,
incomodar.
Por cierto, esta inquietud puede surgir frente a lo extraño, lo inusitado, no necesariamente ante lo sobrenatural o paranormal.
Por cierto, esta inquietud puede surgir frente a lo extraño, lo inusitado, no necesariamente ante lo sobrenatural o paranormal.
Finalmente, lo fantástico puede oponerse a la ciencia ficción, en la medida
en que ésta se basa en el potencial científico cuando lo fantástico se fundamenta
en el terreno antagónico: el de la intuición, las creencias, lo sensorial o lo psicológico.
Sin embargo, se puede rozar a veces la ciencia ficción sin por ello restarle
nada al efecto fantástico.
De hecho, la literatura fantástica se caracteriza por su capacidad de
renovación, lo cual la hace bastante huidiza y siempre sorprendente. En suma,
solo gracias a un acercamiento “caso por caso” se puede debatir sobre la
pertenencia de tal o cual relato al género iniciado, en su faceta moderna, por
el alemán E.T.A. Hoffman.
Posdata. Para el lector curioso, el próximo domingo ocho de julio se publica en el suplemento “Fondo
Negro” de La Prensa una entrevista, realizada generosamente por Mauricio Murillo,
sobre este proyecto de antología, pero también, de modo general, sobre la literatura fantástica, sus características, sus
cultores en Bolivia y el mundo.
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