Me parece
acertadísimo cuando explican que existe un prejuicio de los lectores hacia lo
fantástico con respecto a la seriedad literaria de su propuesta y a su capacidad de desvelar la realidad.
LOS DIEZ MEJORES CONSEJOS PARA
ESCRIBIR UN RELATO DE CAMPEONATO
DIÁLOGO DE DOS GENERACIONES DE
CUENTISTAS
José María
Merino y Juan Jacinto Muñoz Rengel, autores de La realidad quebradiza, ofrecen a los lectores de ABC una guía
indispensable para jugársela en la distancia corta literaria: el relato.
ANTONIO ASTORGA
abc_cultura / MADRID
Día 02/07/2012 - 13.44h
ABC
En la distancia corta de un café
literario, un clásico, José María Merino, y admirador del
clásico y excepcional cuentista,
Juan Jacinto Muñoz Rengel,
escriben el mejor relato posible. Muñoz Rengel selecciona los mejores cuentos
de Merino en La realidad quebradiza (Ed. Páginas de Espuma), una obra imprescindible para vivir y beber del cuento. Y los dos se
convierten en los mejores seleccionadores nacionales para escribir un cuento de
campeonato.
José María Merino es un nombre
imprescindible entre los autores de cuento españoles por la calidad de su obra,
de las letras contemporáneas. A lo largo de más de tres décadas, y con una
decena de libros de cuentos y microrrelatos, Merino ha ido construyendo un
universo propio donde los elementos fantásticos, la sorprendente imaginación,
el misterio, la memoria y lo inesperado se unen para lograr una literatura única y excepcional.
Esta antología, La realidad quebradiza,
al cuidado exquisito, como siempre, de Juan
Casamayor, editor de Páginas de Espuma -donde además se incluye una
extensa entrevista inédita, preparada por Juan Jacinto Muñoz Rengel–,
selecciona lo mejor de cada uno de los libros de Merino para ofrecer al lector
una magnífica oportunidad de adentrarse en su obra.
«Estos relatos pueden alterar su concepción del mundo. Luego no diga que no
se lo advertimos»
«La lectura de este libro en sí
misma puede resultar temeraria. Quizás usted también debería firmar algunos
formularios, como en su día hizo nuestro
paciente, en los que declare que ha sido informado. Estos relatos pueden
alterar su concepción del mundo, y dejar todo tipo de secuelas. Graves
secuelas. Síntomas feos y fatales. En serio. Nosotros declinamos toda
responsabilidad desde este momento. Luego no diga que no se lo advertimos»,
advierte el joven aprendiz de cirujano Juan Jacinto Muñoz Rengel.
Muñoz
Rengel tumba en el diván a Merino. Y de ese tsunami de ideas emerge una delicatessen literaria: «Por lo fantástico, para mi generación,
Merino es el referente del cuento de nuestro país. Es de los pocos que ha
trabajado lo fantástico. Es un
alienígena. Cunqueiro, Perucho, Dieste lo han trabajado desde los
márgenes, pero cuando José María lo ha trabajado, tampoco había nadie
haciéndolo. Se tuvo que encontrar con esa barrera. Aquí si no haces realismo no
eres un autor serio», abunda el escritor malagueño.
Este es el pronóstico, en diez
puntos, para escribir el mejor relato posible de dos creadores de lo
fantástico.
1. Comprometerse.
Merino: Estoy encantado con el resultado de La
realidad quebradiza. Juan Jacinto ha lanzado una mirada con gusto
fantástico porque él conoce todo ese mundo, inframundo de lo extraño, de lo
distorsionado, de lo misterioso, y yo creo que eso ha permitido que su mirada,
sintetizando mi obra en una serie de presencias de cuentos, sea muy
representativa de lo que es. Yo era un lector furtivo de lo fantástico porque
estaba mal visto. ¿Qué es eso? Hay que comprometerse con la realidad, como si
lo fantástico no fuera una forma de compromiso, como si Kafka no hubiese
hablado de nosotros desde su perspectiva fantástica. Pero había ese prejuicio.
Prejuicio acuñado desde hace mucho. Menéndez Pidal decía que la literatura
española es fantástica. ¡Hombre, don Ramón, están los libros de caballerías, y
muchas cosas que no pertenecen a lo fantástico!
Merino: «Tenemos una tradición modesta de lo fantástico»
2. Dejarse de rarezas y jugar a
lo fantástico.
Merino: A mí me atraía ese mundo, y jugué a lo fantástico. Además, también estaba
la Antología del cuento fantástico de
Bioy Casares, Borges y Ocampo. ¡Hombre, a unos escritores respetables les
gustaba lo fantástico como a mí! O sea, que no soy un tipo raro. Hay un cuento
fantástico, “Don Illán y el Deán de Santiago”, de Patronio y el Conde Lucanor,
que influyó mucho en Borges. Nosotros tenemos una tradición modesta, pequeña,
de lo fantástico. Aunque el gran espectáculo ha sido el realismo. Incluso el
Quijote, si lo pensamos bien, era lectura desde lo fantástico.
3. La presencia de lo onírico
Merino: La Cueva de Montesinos no tiene nada que ver con el realismo. Ahí el
discurso realista del Quijote se rompe totalmente. A Borges no le gustaba mucho
el Quijote, pues no se enteró de que en el Quijote está el tema del doble.
Cervantes, para ajustarle las cuentas al tordesillesco autor, hace que él cree
en el Quijote el otro Quijote, y hay un doble por allí circulando. Y el Quijote
dice: no, yo soy el verdadero, yo soy el auténtico, no ese otro que anda por
ahí. Y Borges, a pesar de que era uno de sus temas, no lo pilló. Hay un juego
de desdoble.
Muñoz Rengel: «Hasta la Transición democrática no empezó la normalización
de lo fantástico»
4. La normalización
tardo-fantástica.
Muñoz Rengel: La Guerra Civil nos dejó tocados. Toda la literatura de posguerra está
muy pegada a la realidad y te obligó como a poner los pies en el suelo. Hasta
la Transición no empezó la normalización de lo fantástico.
Merino: En las universidades estudiaban a Borges y Kafka, pero lo fantástico era
algo tabú.
5. Interrogar la realidad
Muñoz Rengel: A mí me parece que hay una especie de complejo, igual que con el humor.
Hay un complejo, y parece que es una mirada ingenua. O sea, lo fantástico se
identificaba con: «Esto es para niños, para jóvenes, para ingenuos, para
soñadores; el adulto es el que ha perdido la capacidad de imaginar y de soñar».
El género fantástico existe para interrogar la realidad, y ver hasta dónde
nuestro paradigma de realidad llega o hace aguas. En el género fantástico se
meten todos los dragones, etc...»
6. La voluptuosidad al poder.
Muñoz Rengel: En el género fantástico de José María Merino está presente el tema del
doble, la memoria, el lenguaje, la identidad, pero desde el punto de vista más
radical, más filosófico, la pérdida del lenguaje o de las palabras. Y al final
está esa añadidura de microrrelatos, que ha sido un género que él ha trabajado mucho
en las dos últimas décadas, con profusión, en un país donde es un género nuevo,
relativamente. Los cuentos de José María envejecen muy bien, o no envejecen,
según se mire, porque tienen voluptuosidad.
«Los cuentos de Merino envejecen, o no, porque tienen voluptuosidad»
7. Estrujarse la imaginación.
Muñoz Rengel: Merino es uno de esos autores de la imaginación. Hay que trabajar, como
él, con mundos imaginarios muy potentes.
Merino: El microrrelato es, por ejemplo, un género estupendo para decir mucho con
muy poco. La curiosidad y las ganas de vivir y de sentir y ver las cosas. Nunca
hay que meterse en la Torre de Marfil. El tebeo me sigue interesando muchísimo,
y la novela-cómic me parece un hallazgo.
8. Perseguir la liebre del microrrelato.
Merino: Es un género de síntesis profunda, que tiene que ver con la poesía, con
el aforismo, pero que tiene que ser un relato, tiene que contar algo. Es un
género estupendo para decir mucho con muy poco, para dar dimensiones, que a lo
mejor si empleases muchas más páginas no eras capaz de conseguir esa intensidad
y esa profundidad.
Muñoz Rengel: José María ha trabajado mucho el microrrelato en un país donde es un
género nuevo. Está creciendo, y Merino lo está ayudando a crecer.
9. Dormir poco.
Muñoz Rengel: Voy a revelarles que José María Merino duerme muy poco. Que lo explique
él.
Merino: No lo sé. De joven dormía mucho, pero hace años que tengo un mal dormir
inveterado y, aunque tomo el ansiolítico, me permite dormir seguidas tres horas
y media. Entre cinco y media y siete menos cinco de la mañana ya estoy
despierto. El problema es que te perturbe la mente, por ahora, no. El amanecer
me cunde. Soluciono los problemas al amanecer.
«La pena es que tenemos pocos lectores porque el lector español no está
bien formado»
10. Formarse como lector de
relato.
Merino: Llevamos ochocientos siglos familiarizados con el cuento escrito.
Cervantes fija el canon. El cuento está en nuestra cultura de una manera
natural desde hace muchísimos siglos, y no nos damos cuenta de ello. Si los
escritores seguimos escribiendo cuentos es porque pertenecemos a una tradición
centenaria. La pena es que tenemos pocos lectores; no están bien formados los
lectores en España. Hay que formar al lector español, hay que formarle el
gusto, tiene que saber lo que es el cuento. Llevamos ochocientos años
publicando cuentos.
Muñoz Rengel: Hay un número grande de autores escribiendo cuento, por lo tanto la media
de calidad es muy alta. Hay mucho cuentista, y pocos lectores para los muchos
cuentistas que hay.
FUENTE:
ABC.ES
PUBLICADO
POR ANTONIO ASTORGA
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