Como ya es costumbre, tras leer y releer una antología de
microrrelatos, escogí las piezas que más me gustaron para compartirlas contigo,
querido (y extraño) lector. La antología en cuestión –Por favor, sea breve 2 (Madrid, Páginas de Espuma, 2009)– es muy
recomendable. Como muestra, seis botones (respeto aquí el orden del libro, que va
del texto más extenso al más breve, a saber: “El fantasma”, de Guillermo
Samperio… ya verás por qué):
LA MANO, David Lagmanovich
No la había perdido, pero le había quedado inútil como una
flor tronchada. El soldado la miró con lástima y se preguntó qué podría hacer
ahora con ella. Luchar contra los infieles ya no, pues necesitaría la fuerza de
las dos manos. Necesitaba buscar otro camino y encontrar una fortaleza nueva,
se dijo. Pensó entonces en escribir un libro y entrevió que eso podría
otorgarle cierta nombradía. ¿Conseguiría el favor del Duque de Béjar? ¿Protegería
este alto señor al desconocido soldado Miguel de Cervantes? Nada se perdía con
probar.
EL
INMORTAL, Javier Puche
Tras una larga búsqueda, capturaron finalmente al
inmortal, que fue sometido sin dilación a toda suerte de experimentos químicos.
En la rueda de prensa, los médicos dictaminaron perplejos que nada lo
distinguía fisiológicamente del hombre común, salvo su temporalidad incesante.
Hoy ocupa una tenebrosa celda del zoológico municipal. Y hordas de visitantes
intentan matarlo cada día con inexplicable saña. Pero el inmortal persiste.
Dicen que por las noches llora muy despacio en un rincón.
DESTINOS, Miguel Hernández-Navarro
Todas las noches la misma historia. El marido entra en la
cocina, la tira al suelo y la acuchilla una y otra vez. Luego, como si nada
hubiera sucedido, ella se levanta, ordena la casa y limpia los rastros de
sangre. No sabe por qué sigue ocurriendo. Lo único que tiene claro es que debe
limpiar con esmero. Los niños no tienen por qué enterarse.
LA
CARTA, Luis Mateo Díez
Todas las mañanas llego a la oficina, me siento, enciendo
la lámpara, abro el portafolios y, antes de comenzar la tarea diaria, escribo
una línea en la larga carta donde, desde hace catorce años, explico
minuciosamente las razones de mi suicidio.
LA
PUNTA DE LA MADEJA, Gustavo Masso
Cuando ella descubrió su primera cana quiso arrancarla de
un tirón, pero como el odioso pelo blanco se prolongaba, jaló y jaló, mientras
su cuerpo se destejía, hasta que sólo quedó una niña llorando asustada.
NOVELA
DE TERROR, Andrés Neuman
Me desperté recién afeitado.
EL FANTASMA, Guillermo Samperio
Microrrelatos escogidos de la antología Por favor, sea breve 2 (Páginas de
Espuma, 2009, edición a cargo de Clara Obligado, prólogo de Francisca Noguerol).
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