La de Gelman es una poesía multifacética que, a la vez, lleva siempre su firma
inconfundible. La verdad de la memoria y la memoria de la verdad son dos ejes
en torno a los cuales se teje su inmensa obra. La etiqueta de “poeta
comprometido” le queda chica, pues el compromiso de Gelman es ante todo con su
poesía. Así, resulta admirable en ella “su casi impensable ternura allí donde
más se justificaría el paroxismo del rechazo y la denuncia” (Cortázar). Alquimia
poética que transforma el horror de la historia en positividad, en afirmación
de los valores intocables, entre ellos la dignidad humana. La suya es, contra
viento y marea, una escritura siempre de pie. Así leemos las numerosas barras
[/] que, casi obsesivamente, puntúan y ritman sus poemas.
Poeta de la pluralidad, pero también de la obsesión, autor
de una treintena de libros que giran en torno a su proteico compromiso con la
vida, Gelman introduce diversas voces en sus textos. Pienso ahora en José
Galván, heterónimo que tiene la particularidad de ser un desaparecido de la última
dictadura militar argentina. Aparte de un juego, he ahí una confesión
emocionante: alguien, en Gelman, murió efectivamente durante aquel régimen
atroz. Varios murieron, sin duda, a lo largo de los años. Pero esa multitud se
levanta ahora como un solo hombre y nos confiesa una gran verdad de la poesía: "Nunca fui el dueño de mis cenizas,
mis versos, rostros oscuros los escriben como tirar contra la muerte."
ARTE POETICA
Entre tantos oficios
ejerzo éste que no es mío,
como un amo implacable
me obliga a trabajar de día, de noche,
con dolor, con amor,
bajo la lluvia, en la catástrofe,
cuando se abren los brazos de la ternura o del, alma,
cuando la enfermedad hunde las manos.
A este oficio me obligan
los dolores ajenos,
las lágrimas, los pañuelos saludadores,
las promesas en medio del otoño o del fuego,
los besos del encuentro, los besos del adiós,
todo me obliga a trabajar con las palabras, con la sangre.
Nunca fui el dueño de
mis cenizas, mis versos,
rostros oscuros los escriben como tirar contra la muerte.
Juan Gelman